Casi desde que somos niños, nos estamos sintiendo mayores. A los diez años miramos con cierta condescendencia a los niños más pequeños en el parque, cuando cumplimos veintitantos empezamos a echar de menos nuestra adolescencia, a los cuarenta nos lamentamos de no tener ya treinta y así sucesivamente. ¿Entonces qué es lo que cambia? Pues que cada vez la comparativa tiene menos gracia. Y por eso nos planteamos hacer esta serie, para tratar de arrojar algo de luz a esa idea un tanto tenebrosa que es la inevitable vejez a la que todos nos encaminamos antes o después.
En esta segunda temporada, hemos partido de un concepto muy claro, nuestros personajes se tienen que enfrentar definitivamente a la realidad de su propia decadencia. Ya no valen paños calientes, esto trata de hacerse viejo y de eso vamos a hablar.
El principal reto es cómo construir una comedia con un material que sobre todo invita al drama y a la melancolía. En ese complicado equilibrio hemos navegado tanto en la escritura como en la dirección, tratando de ser consecuentes con lo que queríamos contar sin dejar de lado la sana intención de entretener y sugerir alguna risa.
Contamos con la impagable colaboración de Antonio Resines y Miguel Rellán, que una vez más han sabido enarbolar ese tono tan difícil y le han aportado una gran humanidad a los personajes, que es donde reside realmente la clave para poder hablar con seriedad de temas como la enfermedad y la muerte sin perder el pulso de la comedia.
Para ayudarnos a contar ese viaje a la aceptación de la vejez decidimos crear un personaje nuevo, Alejandro, que actuara como cicerón en ese nuevo mundo de la vejez. Alejandro es culto, buen conversador y a la vez una persona que no reniega de su edad ni de sus circunstancias y será la guía que necesitan nuestros protagonistas para perder ese pudor o ese prejuicio que hasta ahora han tenido.De alguna forma ejercerá como terapeuta para que puedan asumir el cambio sin vértigo. Para interpretar a Alejandro buscamos a Manuel Galiana, quien nos parece que reúne la serenidad y dignidad que necesita este personaje.
Pero no es la única novedad de esta temporada, también presentamos a Carlos, el hijo conflictivo de Müller, e incluso veremos cómo eran y de que hablaban Müller y Rafa cuando tenían 40 años menos.
Hemos vuelto a rodar en el Madrid de los Austrias, pero se suman nuevos decorados como El Escorial o Torremolinos, haciendo esta temporada más dinámica y llena de acontecimientos.