ANTONIO RESINES
Como buen director de orquesta, Müller es egocéntrico y volcánico, apasionado con un trabajo al que ha dedicado su vida entera y que ahora le está enseñando su cara más amarga.
Porque cuando se han superado los setenta años la vida empieza a querer cobrarse sus peajes, que en el caso de él será la soledad, ganada a pulso durante años de ensimismamiento y descuido hacia su familia.
Pero ahora que Gloria ha seguido haciendo su vida y que su hijo Carlos ha aparecido en el mapa, quizá Müller tenga su oportunidad de redención y la posibilidad de ver aflorar a ese otro yo mucho más vulnerable y honesto que el tirano que se esconde tras una batuta.